Pues si, bueno, reportándome de nuevo por acá.
Después del boleo que es un trasteo y del desorden que deja, ya estoy en apartamento nuevo.
Me tocó regalar a mi perrita, por lo cual, estoy de pena moral y además, nunca había vivido en un apartamento en mi vida. Siempre he vivido en casa y casi todas han sido grandes. Ahora tengo la sensación de que todo lo que se dice acá lo escucha todo el mundo. Que tampoco se puede gritar porque supongo que los vecinos son gente normal (es decir, los que se acuestan a las 8 de la noche) y que cada vez que suena el telefono se entera todo el mundo. Es más, cuando suena el telefono del apto del frente siempre pienso que es el mío.
Entre todas las cosas que botamos y empacamos, me encontré como 3000 pesos en moneditas de 50 ó 100 pesos que uno siempre tiene por ahí. En las cajitas de adornos, en algún cajón.
También encontré 2 balones de basket. Uno que teníamos desde hace rato y el otro que un día, misteriosamente apareció (entiéndase como: cayó del cielo) en el jardín de mi casa. Pues ésta está rodeada de edificios, los cuales, dan al jardín. En fin, nunca supimos de qué edificio era, ni de cuál apartamento, ni quién era el pobre y desafortunado niño que se había quedado sin balón. También encontré el balón de volley, pero es lo mismo que no tenerlo, porque no se puede rebotar y no he encontrado una cancha, hasta donde he explorado el conjunto.
Lo bueno es que ahora la Universidad me queda a 20 minutos, o máximo a media hora. Lo cual quiere decir que no llegaré tan tarde a mi casa, podré acostarme antes de las 12 y no andaré por las calles de bogotá como un zombie.
Es todo por ahora.
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