Y cuando entró al cuarto la vió a ella, sentada, sola, como si vivir fuera el único oficio en el mundo.
Ella lo volteó a mirar, intentando fingir el hecho de que sabía que él iba a llegar. Trató
de engañar a aquel hombre, mirando con unos ojos cafés de asombro, pero él la conocía demasiado y una mirada penetrante le hacía falta para saber que ella le mentía. De hecho, siempre había sido así. El juego hipócrita y fingido del amor.
Mintiendo y pensando que mienten tan bien que se creen el uno al otro... Jurando por sus propias almas vacías que sienten alegría al encontrarse.
Se conocían hasta el alma, pero sin embargo, se intrigaban el uno al otro con una energía misteriosa.
Ella se dejaba intrigar, fingiendo una vez más, una calma, paciencia e ignorancia absolutas, aunque por dentro, su alma de gato curioso la estuviera matando.
Díganme que les parece y should I go on?
Michelle les manda a decir: sala kadula chalchicomula bibidi babidi bu.
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